viernes, 14 de mayo de 2010

El impacto sobre Júpiter habría provocado un cataclismo de haber caído sobre la Tierra

El Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV/EHU, dirigido por el profesor Agustín Sánchez Lavega, ha publicado los primeros resultados de las investigaciones sobre uno de los acontecimientos recientes que más interés ha despertado en la astronomía mundial: el impacto de un astro de grandes dimensiones en el planeta Júpiter el pasado mes de julio.

El trabajo de Sánchez Laegva se ha publicado en la revista 'Astrophysical Journal Letters'.

Fue un astrónomo aficionado australiano quien, el pasado 19 de Julio, descubrió la presencia de una mancha negra, cago un truñaco de grandes dimensiones cerca de la región polar del planeta Júpiter, el mayor del Sistema Solar(truño me refiero).

El impacto ocurrió apenas unas 3 ó 4 horas antes de la detección de la mancha, en el lado oscuro (es decir, de noche) de Júpiter, por lo que no pudo ser observado directamente, y en una latitud muy alta, cerca del Polo Sur del planeta. La trayectoria fue opuesta a la que siguieron los fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9, que impactó con Júpiter justo 15 años antes, en julio de 1994.

Alertados los grandes observatorios del mundo, confirmaron en pocas horas que la mancha era el residuo de cenizas dejado tras el impacto de un cometa o asteroide. Inmediatamente los principales observatorios del mundo comenzaron el análisis del fenómeno, incluyendo entre otros el telescopio espacial Hubble.

Una nuba de residuos algo menor que la Tierra
Según los análisis, la mancha principal, una nube muy negra formada por los residuos del impacto, alcanzó un tamaño de unos 5.000 Km. en la atmósfera de Júpiter, si bien estaba rodeada por un halo producido por la caída del material expulsado de la atmósfera de hasta 8.000 Km., algo menor que el tamaño de la Tierra.

Se desconoce si la densa nube de partículas muy finas (apenas una milésima de milímetro) pero muy negras, es un producto de los residuos del objeto o bien fueron producidas por las enormes temperaturas generadas en la atmósfera de Júpiter por el impacto.

En los días siguientes, las cenizas fueron arrastradas por los vientos de Júpiter -que son suaves en estas latitudes- de manera análoga a las del volcán islandés actualmente en actividad. Existen dudas sobre si el astro que impactó en la superficie de Júpiter fue un cometa o un asteroide. Suponiendo que su naturaleza fuese cometaria -es decir, formado fundamentalmente por substancias de hielo-, el tamaño del bólido habría rondado los 500 metros.

Este segundo impacto detectado con claridad en Júpiter indica que, probablemente, la caída de objetos de tamaños de 0,5 a 1 kilómetros sobre el planeta es más frecuente de lo que se pensaba: hasta ahora se estimaba en un impacto cada 50 a 250 años como promedio, pero con los nuevos datos puede resultar que acontecimientos como éste podrían ocurrir cada 10 o 15 años.

Si este objeto hubiese impactado con nuestro planeta hubiera producido un enorme cataclismo. Afortunadamente cerca nuestro hay pocos objetos de este tamaño, y en cierto sentido Júpiter es un 'paraguas protector', ya que con su enorme gravedad atrae fuertemente hacia si los objetos errantes del sistema solar que pasan por sus proximidades.

sábado, 1 de mayo de 2010

El cable de distribución eléctrica más potente que reduce la pérdida de energía

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha ensayado con éxito el cable de distribución de energía eléctrica más potente del mundo, cuya implantación en algunos tramos concretos de la red actual podría reducir en más de un 50 por ciento de las pérdidas de energía.

El nuevo cable, desarrollado por investigadores del CSIC y la Universidad Autónoma de Barcelona, reduce también las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que se produce al generar electricidad, ya que en la generación se usa un alto porcentaje de combustibles fósiles, y aumenta la seguridad de las instalaciones. El prototipo, financiado por Endesa, es capaz de transportar hasta cinco veces más energía que los sistemas actuales.




Así, el director del proyecto, Javier Obradors, del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (CSIC) destacó que el nuevo cable es "imprescindible" porque el sistema eléctrico actual "no está preparado" para afrontar el previsible crecimiento de la demanda, mientras que un sistema eléctrico superconductor como el que se podría desarrollar con este cable facilitaría satisfacer dicha demanda y, al mismo tiempo, disminuir la aportación de gases precursores del cambio climático.

Más seguro, eficiente y limpio
El nuevo modelo de cable utiliza el nivel de corriente más alto hasta la fecha, 3.200 amperios frente a los 600 actuales, y su capacidad de transporte equivale a entre seis y ocho cables subterráneos convencionales de similar dimensión. Esta mayor densidad permitiría reducir el impacto ambiental de los tendidos eléctricos y supondría un ahorro de recursos urbanos gracias a la reducción de espacio.

"Con los nuevos sistemas superconductores el sistema eléctrico será más seguro, eficiente y limpio, porque los transformadores serán ignífugos y se utilizarán limitadores de corriente para evitar la desconexión en cadena de transformadores y generadores", añadió.

Asimismo, Obradors explicó que las desconexiones se producen generalmente en caso de averías provocando "grandes pérdidas económicas" y "molestias a la población". En este caso, la tecnología superconductora no sólo se limita a los cables sino también abarca transformadores, motores, dispositivos de almacenamiento magnético y mecánico y limitadores de corriente.

En la investigación y consecución del prototipo participaron el CSIC, la Universidad Autónoma de Barcelona, Labein-Tecnalia, Nexans y Endesa. La financiación fue aportada por Endesa, que en 2007 concedió 500.000 euros a la investigación el premio Novare de eficiencia energética.

Las gaviotas de un vertedero mallorquín prueban la teoría de Darwin


Decía Charles Darwin que sólo los más aptos y los que mejor se adaptan al cambio logran sobrevivir. Ahora, un grupo de científicos españoles del CSIC ha llevado a la práctica la teoría del naturalista con las gaviotas de un vertedero de Mallorca.

Los investigadores realizaron su estudio aprovechando los trabajos del Servicio de Gestión de Residuos del Consell de Mallorca para reducir la población de aves en el basurero. La investigación, liderada por Meritxell Genovart, ha sido publicada en la revista PLoS ONE.

La afluencia masiva de gaviotas a este vertedero para alimentarse hizo necesaria la intervención de las autoridades, que contrataron a un tirador que disparaba a las aves de manera aleatoria.

Para cazar las gaviotas, se utilizaron aves de cetrería (depredadores como los halcones o busardos), que también sirvieron para disuadir a las gaviotas de acercarse al basurero.

No cazan al azar
Según este estudio, las presas favoritas de las rapaces eran las gaviotas jóvenes, menos capacitadas para volar y más débiles. También cazaban animales con deformaciones corporales y con patologías internas, inapreciables para el hombre pero que los depredadores sí son capaces de detectar.

Asimismo, los investigadores comprobaron que los halcones y los busardos se decantaban tanto por los ejemplares más flacos como por los más obesos.

Los científicos cotejaron los datos sobre la situación física de las gaviotas fallecidas con las de aquellas que lograron sobrevivir para comprobar si éstas realmente estaban más sanas que las víctimas. En concreto, examinaron 506 gaviotas que habían sido disparadas y 122 cazadas por depredadores.

El estudio muestra cómo funciona la selección natural en animales salvajes y prueba que los depredadores no eligen sus presas al azar. Seleccionan a sus víctimas y cazan principalmente a individuos débiles o con alguna patología.

Científicos turcos cuestionan el supuesto hallazgo del Arca de Noé en el Ararat

La comunidad científica turca ha recibido con escepticismo y críticas el supuesto hallazgo de restos de la bíblica Arca de Noe por un grupo de investigadores chinos y turcos en el este de Turquía.

Los descubridores sostienen que localizaron los restos de una estructura de madera en el monte Ararat, construida, según calculan, hace 4.800 años.

La noticia ha sido recibida con entusiasmo en la región del descubrimiento, con la esperanza de que esa empobrecida zona cercana a la frontera con Irán pueda convertirse en un imán para los turistas.

"El monte Ararat es la octava maravilla del mundo. Esperamos una explosión del turismo religioso. Ese puede ser el camino para acabar con los problemas de desempleo de nuestra región", afirmó a la prensa turca Hasan Arslan, alcalde de Agri, el municipio en el que se encuentra la montaña en la que, según la Biblia, encalló el arca tras el diluvio.

El documentalista chino Yeung Wing-Cheung aseguró que su equipo localizó una estructura de madera antigua a una altitud de 4.000 metros en el Ararat.

"No es cien por cien seguro que sea el Arca, pero sí pensamos que lo es al 99,9 por ciento", indicó Yeung en declaraciones a la agencia turca Anadolu.

Escepticismo ante el 'descubrimiento'
Pese al entusiasmo de los locales y las afirmaciones del documentalista, la comunidad científica turca ha recibido con escepticismo el "descubrimiento".

"Para tener un barco a esa altura, el mundo habría debido estar cubierto de agua. Nunca ha habido un tiempo en el que el mundo haya estado cubierto de agua hasta una altura de 4.000 metros", afirmó Orhan Bingol, profesor de arqueología.

Necmi Karul, profesor de prehistoria de la Universidad de Estambul, esgrime los mismos argumentos y agrega que "el monte Ararat no estuvo cubierto de agua hace 4.800 años, y la historia del Arca de Noe sólo se apoya en intereses turísticos".

El experto aseguró que para preservar restos de madera de esa antigüedad se deberían haber conservado en un entorno sin oxígeno, algo que no es el caso en esa montaña, y además recuerda que los restos fósiles de conchas hallados allí tienen millones de años de antigüedad.

Intereses turísticos
El diario turco 'Radikal' se burló del descubrimiento y calificó de escandaloso que un responsable político turco hubiera participado en la rueda de prensa en Hong-Kong, sin el respaldo de una valoración científica independiente.

"El Arca de Noe ha sido hallada, sólo faltan las jirafas y los elefantes", ironizó el diario de centroizquierda sobre un descubrimiento hecho en Turquía, con unas pruebas de "carbono 14" en Irán y una rueda de prensa en Hong-Kong.

'Radikal' también asegura que 'The Media Evangelism Ltd.', la compañía que está detrás del "descubrimiento", es dueña de un parque de atracciones de Arcas de Noe en Hong-Kong, con entradas que cuestan entre 55 y 100 dólares.

Los elefantes disponen de una 'alarma antiabejas'


Un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford y la organización de defensa de los elefantes 'Save the Elephants' han descubierto que los elefantes tienen una 'alarma antiabejas' y retroceden al escuchar una grabación de esa alarma, incluso aunque no haya abejas cerca.

La responsable del estudio, la investigadora Lucy King, cree que esos sonidos son una "respuesta emotiva" a la amenaza y una forma de coordinar movimientos grupales. "Descubrimos que los elefantes no sólo escapan de la alarma sonora sino que emiten una alerta única, además de agitar la cabeza", explicó la a la BBC.

No obstante, a pesar de su gigantesco tamaño y su gruesa piel, los elefantes temen a las abejas, que pueden llegar a picar a los adultos cerca de los ojos o dentro de la trompa, mientras que un enjambre puede directamente matar a las crías, que aún no tienen piel suficientemente gruesa.

Este estudio, que se publica en PLoS ONE, forma parte de un proyecto que se está realizando en Kenia y cuyo objetivo es reducir el conflicto entre los elefantes y los campesinos ya que, a medida que la agricultura se extiende por la zona, estos animales son obligados a trasladarse a espacios cada vez más pequeños, como los huertos.

Astrónomos de EEUU descubren por primera vez un asteroide cubierto de agua helada

El agua de los océanos terrestres podría provenir del impacto de numerosos asteroides. Esa es la conclusión que extraen dos grupos de científicos de la Universidad Hopkins de Laurel y de la Universidad Central de Florida, ambas estadounidenses, en sendos estudios que publica la revista 'Nature'.

Los investigadores han descubierto que uno de los mayores asteroides del cinturón principal, el conjunto de fragmentos rocosos que se encuentra entre las órbitas de Júpiter y Marte, está cubierto de hielo y de material orgánico, principalmente carbono.

Para ello utilizaron el telescopio de infrarrojos que la NASA posee en la cima del volcán inactivo Mauna Kea, en Hawaii. La espectroscopia mide la longitud de onda de la luz que los cuerpos celestes reflejan, cuando los rayos del Sol inciden sobre su superficie.

Los científicos cuentan con unos valores de referencia según la reflexión lumínica en distintos materiales. Midieron la longitud de onda de la luz reflejada en cuatro puntos de Themis y compararon los valores con las referencias. Quedó claro que toda la superficie del asteroide está cubierta de una fina capa de hielo.

El hielo sobre Themis debería sublimar
El fragmento rocoso se encuentra muy cerca del Sol, por lo que el agua congelada debería sublimar, pasar al estado gaseoso. Por eso, la presencia de hielo es, cuanto menos, sorprendente.

Se han propuesto dos teorías al respecto. El centro del asteroide podría estar formado de hielo, que emerge a la superficie en forma gaseosa. Una parte de ese vapor de agua podría condensarse y congelarse en la superficie, y permitir una renovación de esta capa.



Otra posibilidad es que se haya producido un bombardeo constante de meteoritos sobre Themis, portadores del hielo que se depositaría en su superficie.

Una composición similar al agua terrestre
En todo caso, parece confirmado que el material hidratado recién descubierto tiene una composición muy similar a la del agua de los océanos terrestres, lo que hace pensar en un posible origen cósmico del H2O.

La Tierra se encuentra demasiado cerca del Sol para que el vapor de agua pudiera condensarse en hielo. Por eso, el agua de los océanos ha de proceder de otros cuerpos, más alejados del Astro Rey.

La presencia de hielo en un asteroide del cinturón principal es, por tanto, una posible respuesta al enigma que plantea el origen del agua de la Tierra.

Secuencian por primera vez el genoma de un anfibio


La rana de uñas africana 'Xenopus tropicalis' se ha unido a la mosca de la fruta, el ratón, el pez cebra y el pollo en la lista de genomas secuenciados. La investigación, llevada a cabo por una docena de instituciones de todo el mundo pero dirigida por Uffe Hellsten, del Departamento de Energía del Instituto Conjunto del Genoma en Walnut Creek, California, y que publica la revista 'Science', puede suponer un hito en la lucha contra las dolencias que aquejan a la humanidad.

1.700 de los genes relacionados con enfermedades genéticas -como son el cáncer, el Alzheimer, la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, el asma y muchas enfermedades cardíacas- coinciden en ranas y humanos, y es que los códigos genéticos de ambas especies son bastante similares -la forma en que los cromosomas se agrupan es idéntica en un 90%-.

El sistema inmunitario de los anfibios se desarrolla, en los primeros momentos de vida, igual que el de los humanos. Esta coincidencia permite estudiar cómo reacciona el cuerpo ante elementos 'amigos' o 'enemigos', y serviría para conocer, entre otras cosas, cómo controlar las células cancerosas. El sistema inmunitario en las ranas se desarrolla no una, sino dos veces: cuando el renacuajo sale del huevo y en el paso a su forma definitiva, lo que genera una doble posibilidad de estudio.

No es de extrañar que existan tantas similitudes entre anfibios y humanos, pues en algún momento, hace 360 millones de años, fueron lo mismo. Los genes que hoy comparten son reminiscencias prehistóricas, pero pueden resultar muy útiles a efectos médicos.

Test de embarazo rudimentarios
La rana de uñas, originaria del África subsahariana, se utiliza con frecuencia en la investigación embrionaria y celular. Libera oocitos (óvulos en su fase celular) de un milímetro de diámetro, un tamaño lo suficientemente grande para permitir su estudio pormenorizado. Sus huevos también son voluminosos y fácilmente manipulables.

Estos anfibios son además muy sensibles a los disruptores endocrinos, que son químicos que afectan al comportamiento hormonal, al igual que los humanos. Algunos insecticidas, sustancias utilizadas en refrigerantes o lubricantes, pesticidas o fungicidas mimetizan las hormonas de las ranas y pueden provocar incluso un cambio de sexo en las ranas, si simulan ser la hormona de género contrario. En las personas el efecto no es tan drástico, pero sí existe la posibilidad de que induzcan infertilidad o malformaciones en los órganos sexuales.

De la misma forma, las 'Xenopus' reaccionan a la gonatropina coriónica humana (GCH), una hormona sintetizada en el embrión, que provoca la ovulación del anfibio. En las décadas de los 40 y 50 fue frecuente la utilización de esta característica como test de embarazo: si la rana había estado en contacto con la orina de una mujer en estado, pondría huevos en un plazo de ocho a diez horas.

En el laboratorio esta particularidad es muy útil a efectos de la investigación embrionaria, porque se podrá inducir la ovulación en el momento que se desee mediante la simple inyección de una dosis hormonal.

Un avance hacia un genoma más complejo
Habitualmente la especie objeto de estudio es un pariente de la que hoy protagoniza la información, 'Xenopus laegis', que es más grande. El problema de esta última es que su genoma es muy complejo. Cada gen puede aparecer 'clonado' hasta cuatro veces en 18 pares de cromosomas, y por tanto la secuenciación sería muy cara y compleja.

'Xenopus tropicalis' es una rana genéticamente más sencilla. Tiene un genoma diploide, es decir, 10 pares de sus cromosomas contienen dos copias de cada gen. No deja de ser de la misma familia que 'laegis', y por tanto esta secuencia será muy útil a la hora de desentrañar el genoma de esta última.

La secuenciación es el primer paso hacia un estudio de la reacción genética. Si los científicos conocen las situaciones en que los genes comunes a ranas y humanos se activan o se desactivan, se habrá dado un paso de gigante en la lucha contra las enfermedades genéticas.