domingo, 24 de enero de 2010

El cambio climático causará menos huracanes, pero más destructivos


A lo largo de este siglo, habrá menos huracanes pero los que se produzcan serán más destructivos, debido, principalmente, a los efectos del cambio climático. Así lo sugiere una investigación llevada a cabo por científicos estadounidenses que el viernes publica la revista 'Science'

Según este estudio, los huracanes de categoría 3 y superior (en una escala de 5) serán más frecuentes en las próximas décadas. La costa atlántica occidental sufrirá con más intensidad estos devastadores huracanes. En concreto, la costa sureste de EEUU, la isla de La Española y las Bahamas son las zonas con más riesgo de ser azotadas por fuertes huracanes.

El principal autor del estudio, Morris A. Bender, explica a ELMUNDO.es que, según sus cálculos, transcurrirán alrededor de 60 años hasta que estos efectos sean claramente detectables, debido a que las temporadas de huracanes en el Atlántico varían mucho de un año para otro.

Para determinar la intensidad de los ciclones tropicales se utiliza la llamada escala de Saffir-Simpson, que mide la velocidad del viento y clasifica los huracanes en cinco categorías. Los de intensidad 5 superan los 250 kilómetros de hora y son los más devastadores. El 'Katrina', que en 2005 devastó Nueva Orleans (EEUU), o el 'Mitch', que arrasó Centroamérica en 1998 y llegó a tener vientos de hasta 290 kilómetros por hora, son dramáticos ejemplos de huracanes de categoría 5. En ambos casos miles de personas perdieron la vida y los daños materiales fueron enormes.

Calentamiento del mar
La teoría de que el aumento de la temperatura del mar provoca huracanes más intensos no es nueva. Del mismo modo, estudios anteriores ya habían sugerido que el cambio climático podría provocar un descenso en el número de ciclones en los próximos 100 años. Sin embargo, no precisaban la frecuencia con la que podrían darse los más devastadores. Ahora, los investigadores prevén que a finales del siglo XXI habrá el doble de huracanes de categorías 4 y 5 que en la actualidad.

Los investigadores del 'Laboratorio de Geofísica de Dinámica de Fluidos' en Princeton (EEUU), que trabaja con la agencia gubernamental NOAA ('National Oceanic and Atmospheric Administration) simularon las condiciones atmosféricas de los últimos años y las que se prevé que habrá a finales de siglo a través de un modelo conocido como GFDL.

El catedrático de Física de la Universidad de Alcalá de Henares Antonio Ruiz de Elvira explica así lo que está ocurriendo en el océano: "El CO2 retiene la radiación infrarroja que trata de salir de la superficie de la Tierra. Al impedir que salga calor, los océanos se calientan y sobre ellos se genera, en verano y otoño, una enorme capa de vapor de agua, como una olla puesta al fuego suave de una cocina. Ese vapor de agua se condensa cuando hay vientos que lo arrastran hacia el Caribe, los huracanes, o cuando entra en España y se encuentra invasiones de aire de Groenlandia en altura, como ha ocurrido estas navidades".

"Sencillamente, estamos calentando el mar", afirma Ruiz de Elvira, quien subraya que "los termómetros de todos los institutos oceanográficos del mundo están detectando una aumento muy grande y constante del contenido de energía del oceano global".

El científico cree que el número de huracanes será el mismo, pero a lo largo de este siglo su intensidad crecerá de manera constante si no detenemos el cambio climático. Y no sólo en el Atlántico occidental. Ruiz de Elvira advierte que "algunos de ellos caerán sobre España

Un balón para contener las hemorragias

El torniquete es una medida extrema a la que se recurre cuando no se puede detener el sangrado de una herida muy profunda y severa o en caso de amputación de alguna extremidad. Sin embargo, hay áreas del cuerpo, como la ingle o la axila, en las que no se contempla esta alternativa y la única opción es la presión continua y manual de la zona afectada. Un nuevo dispositivo, una especie de balón hinchable, se antoja como posible alternativa. Se trata de TourniCath, desarrollado por la compañía estadounidense CardioCommand para uso militar y civil.

El dispositivo, que todavía no está aprobado por la agencia estadounidense del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés), tiene forma de cilindro (como un catéter), está fabricado en nailon y poliuretano, y se inserta en la herida abierta (fruto, por ejemplo, de un tiroteo o una cuchillada). Una vez dentro, se llena de aire hasta cubrir un área máxima de 20 centímetros de largo por cinco centímetros de ancho.

Según explica un artículo aparecido en 'Technology Review', una publicación del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), "el balón se adapta a la forma y el tamaño de la herida, presionando sus paredes para contener el sangrado hasta que el paciente puede ser trasladado al quirófano".

A pesar de que todavía no se ha comprobado su eficacia en humanos –los últimos estudios se basan en 200 cerdos–, esta herramienta cuenta con un importante potencial. Según indican los creadores, en su página web, el control de una hemorragia mediante un balón no es un método nuevo. Pero este hecho no resta valor a su producto. "Es bastante más sencillo de insertar que otros dispositivos que no cuentan con estas características de seguridad y de facilidad de uso", explican.

Frente a su eficacia, la revista del MIT enumera algunos de los riesgos que deberán valorarse antes de su comercialización: al introducir y manipular el balón se pueden causar daños en el tejido; o, en el caso de que hubiese metralla en el interior de la herida, ésta "podría desplazarse hacia una arteria sana y, por accidente, empeorar la situación".

Los omega 3 frenan el envejecimiento celular

También conocidos como vitamina F, los ácidos grasos omega 3 han demostrado su capacidad para alargar la vida de los enfermos coronarios. Sin embargo, no estaba claro cómo lo hacen. Ahora, un estudio publicado en 'JAMA' indica que la presencia de altos niveles en sangre de estas moléculas protege a los telómeros, unas estructuras situadas en los cromosomas relacionadas con el envejecimiento celular.

La Asociación Médica de Estados Unidos recomienda aumentar la ingesta de ácidos grasos omega 3 como herramienta para prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares tras comprobar su capacidad para aumentar la esperanza de vida de los pacientes que las sufren. Entre los posibles mecanismos subyacentes a este fenómeno están acciones antiinflamatorios, antihipertensivos o antiplaquetarios, pero lo cierto es que se desconoce cómo funcionan exactamente.

Un grupo de investigadores de la Universidad de California (San Francisco, Estados Unidos) pensaron que este efecto protector podría tener que ver la longitud de los telómeros, un marcador de la edad biológica. Estas estructuras son secuencias repetitivas de ADN que forman una especie de tapa protectora en el extremo de los cromosomas, "como el tope de plástico que se pone en el extremo de los cordones", explica Ramin Farzaneh-Far, líder del estudio.

Cada vez que una célula se divide todo su material genético se debe duplicar. En ese proceso, los telómeros suelen acortarse. Con el paso del tiempo, cuando su longitud llega a un punto crítico, la célula muere. Conocer cuánto miden los telómeros es pues un buen indicador del envejecimiento de un organismo.

Telómeros más largos, células más jóvenes
Procedentes de un gran estudio que está analizando la relación de los factores psicosociales con las enfermedades cardiovasculares, los investigadores seleccionaron a 1.000 sujetos que padecían alguno de estos trastornos y midieron sus niveles en sangre de ácido decosahexaenoico (DHA) y eicosapentaenoico (EPA). Después, midieron la longitud de los telómeros de sus leucocitos (glóbulos blancos). Cinco años después, volvieron a medirlos.

Los resultados, después de ajustarlos frente a posibles factores de confusión, sugieren que de alguna forma la presencia de omega 3 en la sangre ralentiza el ritmo al que se acortan los telómeros. Aquellas personas que al inicio tenían las mayores concentraciones sanguíneas de estos ácidos grasos, al cabo de cinco años habían sufrido una menor destrucción de estas estructuras, comparado con los que tenían los niveles más bajos.

Para verificar este fenómeno y averiguar cómo se produce exactamente serán necesarios nuevos estudios. Mientras tanto, los autores apuntan dos posibles explicaciones. Que los omega 3 frenen de algún modo el estrés oxidativo, "un potente conductor del acortamiento de los telómeros", o que aumenten la actividad de la telomerasa, la enzima que alarga estas estructuras.

"En resumen –concluye el trabajo-, en pacientes con enfermedad coronaria estable, existía una relación inversa entre los niveles en sangre de ácidos grasos omega 3 y la tasa de acotamiento de los telómeros al cabo de cinco años".

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2010/01/20/nutricion/1264000419.html

El caracol, 'aliado' del Ejército

El blindaje de vehículos y la protección de soldados podría mejorarse gracias a un sorprendente aliado: un caracol hallado en el Océano Índico.

El robusto caparazón del 'Crysomallon squamiferum' podría inspirar nuevos materiales para los blindajes militares, según un estudio publicado esta semana en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).

A lo largo de millones de años, el caparazón de los moluscos ha evolucionado para maximizar su protección frente a las amenazas de su entorno. Su 'armadura natural' debe protegerlo de los depredadores y mantener su hidratación. Al mismo tiempo, debe resultar 'cómoda' para que el caracol pueda llevar a cabo actividades cotidianas como alimentarse, moverse y reproducirse.



Tres capas de protección
La concha en espiral del 'Crysomallon squamiferum' tiene una estructura de tres capas y reúne una serie de características que la diferencian de las de otros moluscos gasterópodos.

Cada capa está formada por distintos materiales que le proporcionan diversas ventajas. La parte externa está compuesta por partículas de sulfuro de hierro, la del medio es de material orgánico y la más interna es una capa calcificada. Estos materiales le permiten resistir la penetración y mitigan las fracturas si llegan a producirse.

Y es que este caracol está acostumbrado a lidiar con los depredadores que le acechan en un ambiente marino difícil. Fue hallado cerca de zonas hidrotermales del Océano Índico, en las que la temperatura del agua es alta. Asimismo, hay acidez y se producen intensos contrastes de frío y calor, que el caracol puede sobrellevar gracias a la acción de la capa orgánica, que ayuda a regular su temperatura.

Múltiples aplicaciones civiles
Según este estudio, liderado por la investigadora del Instituto de Tecnología de Massachussets, Christine Ortiz, el caparazón del caracol le permite absorber la energía mecánica de los animales que intentan atacarlo.



Las poderosas propiedades de esta coraza natural no sólo resultarían útiles para el campo de la Defensa. La investigación podrá ayudar a desarrollar cascos y sistemas de protección más eficaces para los deportistas así como materiales más resistentes para las armaduras de coches y motocicletas.

En el sector de la construcción, estos materiales particularmente resistentes podrían usarse para fabricar tuberías que deban aguantar la abrasión y la penetración de las rocas. Según los investigadores, también la industria aeronáutica podría sacar provecho de la fuerte coraza del caracol.

Un traje para volar

http://www.youtube.com/watch?v=rhpPhvWvLgk

Las imágenes parecen sacadas de una película de ciencia ficción. Sin embargo, aunque aún habrá que esperar algún tiempo para que el proyecto se materialice, la NASA ya está trabajando en un traje volador.

La Agencia Espacial estadounidense presentó esta semana el prototipo de avión personal, al que ha bautizado como Puffin, según informa el diario The New York Times.

Bajo impacto medioambiental
De momento, el traje volador sólo existe en las recreaciones de los ingenieros de la NASA. Cuando esté desarrollado podría utilizarse en misiones militares o para operaciones rescate, y quien sabe si en el futuro los atascos ocurrirán en el aire.

El traje volador reúne dos características que le diferencian de los llamados 'jet packs' de los años 50 (una especie de mochila dotada de un sistema de propulsión). En primer lugar, Puffin es totalmente autónomo. El piloto tiene que meterse dentro del aparato. Además, ha sido diseñado para funcionar con motores eléctricos, lo que lo convierte en un vehículo relativamente silencioso, ligero y fiable, ya que este tipo de motor consta de menos partes que otros motores.

El uso de energía eléctrica lo convierte en un vehículo verde y sus creadores aseguran que su impacto medioambiental sería bajo.


Las abejas, en riesgo por la pérdida de biodiversidad


La población de abejas productoras de miel está descendiendo dramáticamente debido, principalmente, a la pérdida de diversidad de plantas. Así lo asegura un estudio francés que esta semana publica 'Biology Letters' y que recoge la BBC.

Los científicos descubrieron que las abejas que se alimentan del polen que producen varios tipos de plantas presentan un sistema inmune más fuerte que aquellas que se alimentan de una sola especie. Las abejas necesitan tener un buen sistema inmune para esterilizar la comida para su colonia.

Otra investigación concluyó que tanto las abejas como algunas flores salvajes están reduciendo su población a pasos agigantados. Y hace dos años, otro estudio liderado por científicos británicos y holandeses alertó de que la diversidad de abejas y de otros insectos estaba decreciendo a medida que se reducía la diversidad de plantas de las que se alimentaban.


Evitar infecciones en su colmena
Ahora, el equipo liderado por Cedric Alaux en el Instituto nacional para la investigación agrícola de Francia, en Avignon, muestra un posible vínculo entre la variedad de la dieta de las abejas y la fortaleza de su sistema inmune.

Los insectos que se nutrían con una mezcla de cinco tipos diferentes de polen tenían niveles más altos de glucosa oxidasa (GOX) que las abejas que comían polen de un único tipo de flor, incluso si ésta tenía un contenido proteico mayor.

Las abejas producen glucosa oxidasa para proteger la miel y la comida de las larvas de de microbios. Así, protegen a su colonia de posibles infecciones.

Importantes pérdidas económicas
Por otro lado, un estudio de la Universidad de Reading sugiere que la población de abejas en el Reino Unido está disminuyendo dos veces más rápido que en el resto de Europa.

En EEUU el problema es incluso más grave. Allí, colonias enteras han desaparecido. Las consecuencias para la economía son evidentes por lo que tanto el Gobierno británico como el estadounidense han comenzado a invertir en investigación para averiguar a qué se debe.

En EEUU la pérdida de abejas se ha detectado en colmenas que son transportadas a diversas zonas del país para polinizar importantes cosechas. Por ejemplo, las llevan a una plantación de almendros, donde sólo disponen de un tipo de polen. Además, en EEUU el problema podría deberse también a una pérdida de diversidad de las abejas.

En Francia, el Gobierno ha puesto en marcha un proyecto para sembrar flores en un intento de parar el declive de sus abejas.

Las guerras del clima




El Pentágono incluirá el cambio climático como una de las "amenazas para la seguridad" en el informe cuatrienal que remitirá en febrero al Congreso. La CIA se adelantó ya con la creación de su propio Centro para el Cambio Climático y la Seguridad Nacional. El Consejo Nacional de Inteligencia (CNI) previene entre tanto de de los "impactos geopolíticos" de la degradación ambiental, las hambrunas, la pobreza y las desestabilización de los gobiernos en las próximas décadas...

Pese al jarro de agua fría de la cumbre de Copenhague, la Administración Obama mantiene las espadas en alto y se prepara ante un preocupante escenario: "¿Qué pasaría en el mundo si la temperatura media aumentara por encima de los dos grados centígrados?".

El Consejo de Seguridad de la ONU, a instancias de Gran Bretaña, decide vincular el cambio climático a la paz y a la seguridad mundial, y la Unión Europea y la OTAN estudian también las previsibles consecuencias directas en la región mediterránea, de la desertización a las posibles olas de refugiados climáticos.

"No nos pueden llamar alarmistas cuando son los propios gobiernos quienes están haciendo sus cálculos y han decidido tomar ya cartas en el asunto", advierte el periodista canadiense Gwynne Dyer, que explora los futuros conflictos del clima en 'Climate Wars'.

Consecuencias en cadena
Dyer recuerda cómo fue el propio Pentágono, en plena era Bush, el primero en dar la señal de alarma sobre los conflictos, la desestabilización e incluso el riesgo de guerra nuclear como consecuencia del cambio climático.

"Los dos grados centígrados son simplemente el gatillo", previene Dyer. "A partir de ahí se pueden disparar todo tipo de consecuencias en cadena. En cualquier caso, el efecto será casi siempre el mismo: hambre. Y el hambre forzará movimientos migratorios, y las fronteras se convertirán en ollas a presión, y el agua puede ser el detonante de viejos y nuevos enfrentamientos".

El control del río Indo, según Dyer, puede desatar el conflicto definitivo entre India y Pakistán, que sufrirán por partida doble la pérdida de hielo en el Himalaya: primero con inundaciones, después con sequías que pueden condenar al hambre al 25% de la población.

El autor de 'Climate Wars' estima que China podría perder también el 30% de su capacidad agrícola, y vaticina una inmigración en masa de las ciudades costeras del sur hacia el interior, y una posible disputa con Rusia por el control de parte de Siberia: la nueva tierra "prometida".